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YO, Puerto Peñasco 24.11.2022

Guillermo Munro is nominated for an Ariel 2020 award, also known as the "Mexican Oscar." Munro is nominated for "Best Adapted Screenplay" for the movie "Sonora," which is based on his book "The route of the fallen."

YO, Puerto Peñasco 23.11.2022

Federico Lico Hoyos SEGUNDA PARTE Guillermo Munro Esta es la continuación de la entretenida e interesante narración de Lico Hoyos y hermanos. ...Continue reading

YO, Puerto Peñasco 23.11.2022

Gracias Lico, Antonio y Lalo Hoyos por ser parte de lo que hoy somos PARTE 1 Guillermo Munro...Continue reading

YO, Puerto Peñasco 23.11.2022

Los primeros cholleros: Parte 1 Héctor Munro palacio Este valioso escrito dividido en 2 partes es importante por los nombres de las personas aquí mencionadas. Todos ellos cimiento en lo que hoy es Bahia La Cholla. Fuimos afortunados en que Héctor lo escribiera por su excelente y brillante memoria....Continue reading

YO, Puerto Peñasco 23.11.2022

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YO, Puerto Peñasco 23.11.2022

El Dr. Roberto Gracida Ruiz: 1929-2020 UNA HISTORIA: PRIMERA DE 2 PARTES Pedro Martinez S./Nuestra Gente/Guillermo Munro ... El Dr. Roberto Gracida Ruiz nació en la Ciudad de México el 8 de diciembre de 1929. La casa de sus padres estaba en la colonia Coyoacán. Sus primeras letras las aprendió en la primaria Pedro Ascensio, cercana a su nuevo domicilio en la colonia Independencia. La secundaria la hice en la número 13 nos dice el Dr. Gracida ahí fue donde conocí a Ernesto Guevara desde esa tierna edad de 12 años. Hemos sido amigos y compañeros de toda la vida. Juntos fuimos a hacer la preparatoria en San Ildefonso y luego juntos a la Facultad de Medicina en Santo Domingo, donde rápidamente entramos a formar parte de la mesa directiva de la Asociación de Alumnos, ya que a los dos no encantaba la política. Asi nos convertimos en dirigentes de la Generación 1949-1955. Me levantaba a las 5 de la mañana, me banaba con agua fría y salía echo la cochinilla a las 6:00. Corría 10 cuadras hasta la calzada de Tlalpan, para llegar al tranvía, que cobraba 15 centavos y me llevaba hasta el Zócalo y de ahí otra carrera como de 6 cuadras atravesando la Gran Plaza, dejando a mi derecha el Palacio Nacional y a la izquierda la enorme Catedral; al principio la carrera era a la preparatoria que me quedaba a la derecha de la calle de Argentina y luego a la Facultad de Medicina que estaba a la misma distancia pero a la izquierda, para atender ala primer clase delas 7:00 am. La terminología médica venía en francés, y en latín. Los maestros que nos tocaron eran españoles, franceses y mexicanos que habia estudiando en el extranjero; muchos de ellos eran los autores de los libros de texto. No había tiempo para fiestas o paseos, todo era estudiar, pero como me gustaba mucho lo que había escogido no se me hacía pesado. Sin embargo, había una vecinita de 16 años, la señorita Graciela Valdepeña Cisneros, que me traía loco, pues me gustaba mucho. Nos veíamos cuando pasaba al mercado, ella me sonreía apenada hasta que un día me aventé a hablarle y empecé a acompañarla. Al poco tiempo nos hicimos novios, pero muy pocas veces pudimos ir a un baile, no había tiempo para un noviazgo, pero ella nunca se quejó de esto. La generación 49-55 fue la última que estudió en Santo Domingo, la siguiente, ya fue en la ciudad Universitaria. Cuando terminamos nuestros estudios, los directivos de la Asociación de Alumnos teníamos la oportunidad de escoger los mejores hospitales para nuestra práctica, pero casi todos tomamos al toro por los cuernos y nos propusimos ir a los rincones más apartados del país, para ver si realmente teníamos vocación de servicio o no. Yo escogí el Ejido Morelos, en el Estado de Sonora, colindando con Chihuahua y pegadito a los Estados Unidos, porque mi segundo objetivo era pasar al otro lado a ver los últimos adelantos de ciencia. Muchos años despues me enteré era una colonia mormona. Llegué a Hermosillo todo molido por el viaje tan largo, con mi maleta, mis libros y una caja de muestras médicas; de inmediato fui a presentarme con el Doctor Soberanes, Coordinador de los Servicios Medicos del Estado. ¿Ejido Morelos? me preguntó extrañando- No conozco ningún ejido con ese nombre. Así que se lo señalé en el mapa. Pues ni gente tiene Me comentó, precisamente cuando entraba a la ofician un rancherote bigotón y sin quitarse el sombrero ni saludar, le dijo al doctor: Me mandaron de Caborca oiga, para que me llevara a un doctorcito para el Desemboque. De inmediato el doctor Soberón me señaló ¡Åh! ¡Aquí está!, ¡ya llegó! respondió rápido Y viene del mero Distrito Federal. Y el Dr. Soberanes me embarcó con aquel fulano. Me subió a una troca desvencijada con todos mis tiliches y cuando me dijo cual era la distancia a recorrer, pensé que haríamos unas dos horas. Pero muy grande fue mi sorpresa. Es esa época no había carreteras pavimentadas y nos venimos desde Hermosillo por pura brecha dando tumbos. A me mi gruñían las tripas de hambre pues ni siquiera había desayunado y el fulano solo se paraba a orinar. Traía un termo de café y era todo lo que bebíamos. Se acabo la tarde, se hizo de noche y nosotros seguíamos en la troca. El hambre se me iba y se me regresaba peor. Empezó a amanecer y nosotros seguíamos brincando por las brechas descuidadas. Por fin llegamos a Caborca a eso de las 9 de la mañana. Si tienes hambre ve ahí con doña Isabel me señaló una casa de huéspedes y comedor de la familia de Oscar Vanegas. Ni tardo ni perezoso me fui derechito al comedor. Cuando doña Isabel supo que iba para el Desemboque, al rancho Santa María, de Basilio (Don chilo) Angulo, me dijo: No vaya oiga, mejor quédese aqui en Caborca, allá no hay ni donde dormir. Dejé mi maleta de ropa y la caja de libros encargada, pero me llevé la de las medicinas. Me llevaron en otra troca otros 95 kilómetros por brechas sin abandonadas. Hicimos mas de 9 horas pues el viento había borrado las rodadas y a cada rato el chofer se detenía para orientarse y no meterse a los médanos. Caminaba y luego regresaba. Por allá decía. Apenas llegamos al rancho me llevaron a un chamaco con un absceso gigante en el cuello. Le dije a la familia Angulo que me dieran un espacio para revisarlo. Mientras me habilitaban una bodega, revisé al niño en la cocina. Le pedí al chofer una navaja que desinfecté con alcohol y le hice un agujero al chamaco donde estaba el chipote, y le salió un chorro de pus. Después le metí por el hoyo una cinta para amarrar el cordón umbilical empapado en agua oxigenada. Le estuve cambiando el cordón cada 3 horas, le inyecté antibióticos. Al día siguiente el niño estaba perfectamente; con esa sencilla operación me gané la confianza de todos. Cuando me preguntaron que cuanto era, no tenia idea. Son $30.00 le respondí. El fulano sacó un rollo enorme de dólares y me tendió 5 dólares. Con eso Sobra, oiga me dijo, pero como era la primera vez que yo miraba los dólares, acepte sin chistar. Ese billete lo guardé por muchos años como recuerdo de esa época. En el rancho ese había unos 300 trabajadores y en el Desemboque, como 1500. Casi todos eran gente que venía de la sierra entre Nayarit y Durango, la mayoría eran mal vivientes, muy agresivos y toscos. Un día estaba en mi consultorio leyendo cuando escuché que se abría la puerta, giré para ver quien entraba sin tocar y me topé con un revólver que me apuntaba al pecho. Deme alcohol doctorcito. me dijo un malencarado, y puesse lo di. De ahí para adelante me visitaban muchos pidiendom alcohol. Le dije al dueño del rancho que necesitaba una pistola y me la consiguió con todo y parque. Me hice de valos y cuando alguien tosco se presentaba, yo los encañonaba primero y les decía: ¡No hay alcohol. Salgase!. La mayoría de los casos medicos eran sencillos. En cierta ocasión llegó un ranchero bragado y me espetó Quero que vea a mi novia que tiene diarrea y gómitos Lo seguí a la calle; quería que yo me subiera s su caballo, le dije: No, Los dos nos vamos caminando. Se me quedo mirando muy serio y luego empezó a caminar. Yo estaba acostumbrado a caminar y correr y a jugar futbol. Tardamos como 3 horas en recorrer 7 kilómetros de brecha angosta hasta el rancho El Abandonado de Tomas Juárez Aviña. La muchacha estaba tirada en el suelo de tierra con un charco de deposiciones a un lado y de vómitos por el otro; aquello apestaba a los mil rayos. Le pedí me ayudara a levantarla y ponerla en la cama, cosa que le desagradó al fulano. La limpié, le puse suero y la estuve cuidando toda la noche sentado en un banco de madera. Al día siguiente ya se había controlado y empezó a comer un poco. Cuando supo que me retiraba le entró el pánico y no quería que me fuera. ¡No se vaya. Por favor no me deje! me decía. Me fui. Poco tiempo después atendí mi primer parto en el Desemboque. El padre de la criatura se colocó a un lado con una pistola apuntándome: Si no me sale machito, me lo quebró dijo aquel matarife. Cuando llegó el momento fue mucho suspenso. El tipo estaba a un ladito asomándose. Afortunadamente nació varón. Respire aliviado y le sonreí El Fulano aquel de la novia regresó a verme: Fijese que ahora tengo otra novia me dijo. Y esta también está enferma. Nuevamente lcaminamos por el monte y quedarme a desvelar con la paciente para regresar al día siguiente. No recuerdo si fueron 3 o 4 veces que fue por mi y siempre las novias eran diferentes. Que caray. Por fin terminé mi servicio social y regresé a la Ciudad de México, presenté mi examen profesional el 5 de diciembre de 1955 y el 9 no s casamos Graciela y yo después de 6 años de noviazgo. Teníamos 25 y 22 años respectivamente. Después de la luna de miel, le dije que regresaba a Caborca para buscar casa y que tan pronto la tuviera le avisaba. FIN DE LA PRIMERA PARTE/ transcripcion del escrito: Eunice Munro Colosio

YO, Puerto Peñasco 23.11.2022

El Doctor Ernesto Guevara del campo y la clínica de tallas Por Pedro Martínez S./Nuestra Gente/G. Munro Mi padre, Jesús Guevara Fonseca, aunque era de Esperanza, Sonora, se quedó a vivir en el Distrito Federal, se casó con mi mamá, Ana María del Campo de Guevara y por casualidad fui a nacer en Puebla, pero luego luego me llevaron a la Capital, así que prácticamente soy del Distrito Federal....Continue reading

YO, Puerto Peñasco 22.11.2022

TERCERA Y ULTIMA PARTE: FEDERICO LICO HOYOS Por Guillermo Munro Palacio En Veracruz estuve trabajando unos dos meses en los muelles y me accidenté de la pierna continúa su narracion Federico Lico Hoyos, y cuando salí del hospital le dije a mi mujer: ‘sabes que me voy a Peñasco’. Y ya me vine de nuevo para acá. Y fue cuando entré a la cooperativa Bahía Adair. Entonces estaba El Pajarito López de presidente de la cooperativa, ahí enfrente donde está la iglesia del puerto...Continue reading

YO, Puerto Peñasco 22.11.2022

El Dr. Roberto Gracida Ruiz: 1929-2020 UNA HISTORIA: SEGUNDA PARTE Pedro Martinez S./Nuestra Gente/Guillermo Munro Llegué a Caborca con un aparato para anestes...ia, pues había hecho planes con un primo del Dr. Guevara que le apodábamos El bicho que ya era cirujano, para poner una clínica. Y fijate que cosas Roberto. El ranchero al que se le enfermaban las novias. ¿Te acuerdas? me preguntó mi futuro socio. Si. ¿Qué le pasa? pregunté. A él nada. Descubrieron que cuando se enfermaban las novias, las mataba. Encontraron 14 cadáveres en hilerita. ¿Y Qué crees que respondió en el interrogatorio el muy cabrón? Antes que yo le contestara continúo imitándo la voz gruesa del tipo aquel Pos las viejas ya no me servían, y me deshacía de ellas. Esa misma tarde me llamó mi compañero, el Dr. Ernesto Guevara desde Peñasco, para decirme que un médico local tenia una paciente a la que urgía hacerle un histerectomía por cáncer y requerían un anestesiólogo. Así que tomé el tren de la noche y llegué en la madrugada al hospital de tallas (durmientes) donde estaba mi amigo. Nos fuimos a la clínica del Dr. Guzmán, que estaba en donde ahora son las oficinas de Bella Sirena casi frente al Delfin Amigable. Nosotros solamente íbamos a auxiliar al Dr. Pedro Catano que asi se llemaba el médico. Acomodamos a la paciente, señora Trinidad creo que de Figuera se apellifaba, puse mi tendedero, empecé a anestesiar a la señora, mientras Guevara estaba concentrado en acomodar el instrumental. Me asomé a ver a la paciente y se me heló la sangre, el Doctor Cataño ya la estaba cortando ¡pero con tijeras llevándose de paso todo lo que encontraba y con un chorreadero de Sangre ¡Ernesto! le grite a mi colega ¡detén a este salvaje que la está matando! Luego me dirigí furioso a el ¡ Sáquese de qui desgraciado, usted no es médico, ni nada que se le parezca, lo vamos a meter a la cárcel! El fulano salió corriendo, mientras que nosotros tratábamos de taponear un arteria y otras partes vitales. Nos dimos cuenta que la matriz estaba ocupada. La mujer no tenía cáncer, simplemente estaba embarazada. La fajamos y en automóvil la llevamos hasta el hospital Cornelia en Ajo, Arizona. Los médicos norteamericanos no daban crédito de aquella carnicería y nosotros llenos de vergüenza. Queriamos desaparecer. Nosotros no fuimos, les deciamos. Por supuesto que la mujer perdió a la pobre criatura, pero logramos salvar a la señora. Por el camino de regreso, Ernesto Guevara me pidió que me quedara en Peñasco. Entonces me traje a mi esposa y nos establecimos en la casa que abandonó Pedro Cataño en su huida. Tiempo después supe que ese fulano se había ido a Tijuana y allá se hacía pasar por Abogado y posteriormente me enteré quetuvo una clínica de abortos. Empecé a recibir a los innumerables pacientes que teníamos solo para dos médicos. Entre ellos venían los operados por Cataño. No me sorprendió ver la forma como mañosamente engañaba a la gente. Dizque los operaba. Una vez anestesiados les hacia una incisión a nivel piel, luego les ponía grapas para que pareciera que ya los había abierto y cerrado, y los despachaba a su casa con el mal por dentro’ a los que operaba de las angina les decía que se fueran tragando los pedacitos que iba cortando. Después recibimos un contrato del Seguro Social y atendíamos a los derechohabientes en el mismo consultorio particular. Los pacientes se sentaban en la sala y el comedor, se metían a la cocina y sacaban las sodas del refrigerador, se comían nuestra fruta, el pan como no tenía secretaria ni enfermera. Un día me llegó una joven pareja de norteamericanos, ella traía el pezón izquierdo desprendido y le faltaba un pedazo. De inmediato vi que se podía volver a colocar en su sitio y les pregunté por el faltante. Lo tiré me respondió el hombre en un pésimo español. Pues vaya a buscarlo le dije. Mientras el iba, ella me platicó que habían estado tomando mucho, se hicieron de palabras y él molesto, le mordió el pezón hasta arrancárselo. Llegó el norteamericano con el pedazo lleno de arena, desinfecté todo y observando como estaban los conductos galactófagos, fui acomodando las partes en su lugar de tal manera que los conductos siguieran la misma trayectoria. Fui haciendo la sutura con hilo de 4 ceros, que se usa para los ojos. Cada conducto iba exactamente con su correspondiente poro. Después supe que la revisaron en Estados Unidos y estaban muy extrañados que un medico mexicano hubiese efectuado una operación tan precisa, al grado que en una revista medica escribieron un articulo sobre ello: Primer injerto de pezón en Rocky Point, México por el Doctor Roberto Gracida. Luego llegó otro contrato de Salubridad que lo tomó Guevara. En 1972 se coloco la primera piedra del hospital que seria clase T3, donde laboré por 13 años como Encargado de los Servicios Médicos. Tome el curso de la Especialidad en Medicina del Trabajo. Me enviaron por un año a Nogales, donde me quedé encargado de la Medicina del Trabajo en el Hospital de Zona No. 5, mas adelante fui cambiado por 3 años al Hospital General de Zona No. 1 en Cd. Obregón. Posteriormente fui movilizado a Cd. Victoria, Tamaulipas donde estuve de 1979 a 1985, como supervisor delegacional de Medicina del Trabajo en el Estado de Tamaulipas, allá me ascendieron a Jefe de Hospital y sustituía las ausencias del Jefe de Servicios Médicos en el Estado y del Delegado Regional, Doctor Horacio Diaz Cházaro. En cierta ocasión andábamos revisando las clínicas foráneas y facilidades medicas en general y llevando el programa Menos, pero Mejores,. Nos dijeron que había un hospital en El Higo, Veracruz. Al internarnos en la sierra con la camioneta que ostentaba el emblema del IMSS, nos salieron de entre los arboles unos tipos con cananas cruzadas y rifles, una especie de guerrilleros. Que a donde Íbamos. Les explicamos, nos dejaron pasar, pero no nos dieron oportunidad de atender a sus pacientes. En un edificio de adobe tenían a los pacientes en el suelo y los curanderos los estaban ramiando, los frotaban con ramas y les echaban humo con sahumerio. Pero no nos dejaron acercarnos a ellos. Era nuestra primera noticia de que los brujos mexicanos tuvieran su hospital. En otra de nuestras visitas a las rancherías, y ejidos, nuevamente por el Higo, había dos pueblos cercanos unos del otro: Tantoyucan y otro que se que me escapa a la memoria. Para el programa llevábamos camiones cargados con semillas, cabras, borregos.. para que los criaran y los niños tuvieran leche. Pero un día en que iba la esposa del Director General del IMSS, el Lic. García Sainz, arribámos a un pueblo donde todos eran chaparritos, el mas alto media menos de metro y medio, las cabezas eran ovaladas y salientes hacia adelante y hacia atrás, de los llamados Dolicocéfalos. Sus cuerpos eran delgados, en especial el tórax (tipo asténico). Llegamos a la conclusión que era porque solamente se alimentaban con raíces. La señora Sainz se comunicó de inmediato por radio-teléfono con su esposo y le explicó lo que estabamos viendo. El Lic. García Sainz envió, además de las cabras y los borregos, varias vacas y hasta un toro cebú para que los criaran y obtuvieran leche para sus niños. A través de un traductor que conocía aquel dialecto raro les fuimos dando instrucciones y 3 meses después regresamos a inspeccionar su salud y a ver cómo le iba al ganado. Cuál no sería nuestra sorpresa al saber que habían convertido ese fino ejemplar de ganado en tamales y tenían para nosotros un gran zacahuil (tamal gigante del tamaño de una mesa grande) para que comiéramos como invitados de honor. En 1985 me regresaron a Caborca como Director Medico del Hospital General de Zona No. 8, hasta 1988, mientras se terminaba de construir el Hospital. Por fin llegó el día de ir a donde yo tanto deseaba: a mi querido Puerto Peñasco. En mayo de 1988 regresé para recibir la Dirección de los Servicios. Como dato curioso menciono que ese mismo día en Caborca recibía la Presidencia Municipal el Sr. Roberto Reinoso. El IMSS quiso hacer una ceremonia muy suntuosa en la entrega del Hospital, trayendo a todos los jefes de Cd. Obregón. Así que me tocó la primera piedra y el cambio de T3 a Hospital de Sub-Zona No. 9 con 12 camas, que después equipé con lo mejor de la época y obtuve las 4 cualidades básicas de todo hospital: médicos Internistas, Pediatras, Cirujanos, y Ginecobstetras. Durante mis últimos 7 años en el Seguro Social, traté de tomar todos los cursos posibles en diferentes especialidades para poder ser un buen director, mas un diplomado para Directores de Hospitales, eso fue en 1994. Por desgracia, para mí, hay una ley laboral que dice que al llegar a los 30 anos de servicio ya no puede uno seguir trabajando. Los Directivos cuidan mucho esa regla, porque hay gente empujando atrás, pero como yo la llevaba bien el Doctor Roberto Robinson Bours, un médico que le gustaba ayudar al derechohabiente, me pidió que me quedar amas tiempo. Durante nuestro matrimonio Graciela y yo procreamos 5 hijas y un varón. Graciela, Patricia, Mirian Liz, Evelyn, Mayra Luz y Cristian Roberto. Sinceramente me gustaría que se me diera la oportunidad de prestar mis servicios en un nuevo hospital, espero que aprovechen mi experiencia y mi diplomado como Director de Servicios Médicos y de Medicina Laboral, tengo ganas de servir a Puerto Peñasco. Este articulo fue publicado en la revista Nuestra Gente No. 13 en noviembre-diciembre de 2003 de donde fue copiado por Eunice Munro Colosio para esta publicación. See more

YO, Puerto Peñasco 21.11.2022

Se nos fue Carlos, el Beber Bonillas Estamos muy tristes, toda su familia. Amanecimos con una noticia trágica: la muerte de nuestro sobrino Carlos Beber Bon...illas Palacio. No podía aceptar que este joven brillante, esposo y padre ya no iba a estar físicamente con nosotros. Carlos es hijo de nuestra prima Marina Palacio y Ángel Bonillas (+). Pido a Nuestro Padre Dios que nos de fortaleza para enfrentar esta pérdida. Lo pedimos a nombre de su esposa y sus hijos y de su madre y su suegro el diputado Espinoza, de su hermano Ángel y su hermana Claudia, de sus primos y tíos y tías que tanto lo amamos y continuaremos amándolo. Tenía el don de iluminar con su resplandor y su sonrisa donde él llegara. No podía ocultar su gusto de vernos a la familia y a sus amistades y así lo recordaremos. Tío Manuel, Tía Chelo, Ángel Bonillas, su padre, familia que ya están en el cielo, recíbanlo con gozo. Que luzca para Él la luz eterna y que su brillo nos cuide y consuele en nuestra enorme tristeza. See more

YO, Puerto Peñasco 21.11.2022

COMO PARTE DE LA CELEBRACION DE LA FUNDACION (93) DE PUERTO PEÑASCO, Hoy inicio una serie de fotografiÍs para que ustedes amigos los recuerden y agreguen sus no...mbres. Si eres de puerto Peñasco los vas a reconocer. NUEVAS fotos apareceran cada domingo por varios meses. primero seran de personas y despues de la ciudad, del muelle y del ferrocarril. ESTEN pendientes. See more

YO, Puerto Peñasco 20.11.2022

Alcatraces muertos, la misteriosa Onza y la crisis de 1989 Guillermo Munro Palacio. En los años de 1955 hasta 1980 existía una inmensa producción camaronera. E...ra tanta la riqueza que médicos, contadores públicos, arquitectos y abogados, salían a probar fortuna en la pesca los primeros meses de cada temporada. Todo era vida y dulzura, sus casas eran propias y sus autos eran de modelo reciente, pero tristemente todo eso cambió. El presidente López Portillo nacionalizó la banca y socializó la pesca en 1980. México sufrió entonces un clima de desconfianza. Los empresarios y las personas que tenían sus ahorros en los bancos nacionales, se llevaron sus divisas a Estados Unidos y a otros países. La inflación era galopante y no tenía fin. Esta crisis trajo inflación y devaluación y la deuda pública creció enormemente. Todo esto perjudicó fuertemente a Puerto Peñasco, que entonces la actividad pesquera era la única fuente de ingresos. El turismo en los años 80 era incipiente. Consistía solamente en las visitas esporádicas de los propietarios de casas en Las Conchas y La Cholla, pero lo que necesitaban y consumían lo acarreaban ellos mismos desde Estados Unidos. En lo único que gastaban de vez en cuando, era cuando salían a comer a algún restaurante o a divertirse en algún bar o comprar camarón y pescado que ya no había. El único lugar que en ese entonces atraía turistas, era un estacionamiento o parque de vehículos recreativos (Trailer Park), para las también llamadas casas rodantes y era propiedad del señor Tomas Juanarena, este se ubicaba en la playa El Mirador. Oscar Palacio Madueño, apenas empezaba a incursionar en el mismo negocio de estacionamientos de casas rodantes. Este tipo de turismo traían sus alimentos y bebidas desde el vecino país del norte. Como lo mencioné al inicio, en 1980 el gobierno decretó el cambio de las embarcaciones pesqueras de los propietarios particulares (armadores), obligando así al sector privado de la pesca a vender obligadamente sus embarcaciones camaroneras. Las personas que tenían su dinero en los bancos nacionales se llevaron sus divisas a Estados Unidos y a otros países. El gobierno federal exigió que los pescadores pusieran sus casas, terrenos y automóviles en garantía para los préstamos a las cooperativas. El primer problema fue que el avalúo de las embarcaciones se exageró por funcionarios corruptos que exigían una mochada, entonces los pagos al banco fueron excesivos. Los malos manejos, la mala administración y la corrupción de algunos líderes y capitanes de barco, tristemente trajeron la ruina total al puerto. Por decreto, toda la producción era para pagar al banco, entonces los cooperativistas empezaron a vender parte de la captura en alta mar a compradores corruptos y, asimismo en otros puertos del litoral del mar de Cortés, para tener algo para ellos y los propios pescadores. Las partes de los barcos empezaron a fallar. Los barcos que eran mayormente de metal, se oxidaron, las redes se pudrieron, los cables se rompieron y todo empezó a decaer. Esto trajo la quiebra total de prácticamente todas las cooperativas existentes de la época y por supuesto, la ruina económica de los pescadores que perdieron sus bienes. No había pues ya forma de avituallarse y no podían comprar ya diésel, redes y artes de pesca, tampoco partes para las reparaciones y mucho menos motores nuevos. En 1985 los bancos embargaron casas, terrenos y autos a los pescadores y sus familias y estos empezaron abandonar Puerto Peñasco en búsqueda de algo mejor. Lamentablemente y aunado a todo esto, sucedió lo que ya había pasado entre 1953-1954: El fenómeno climatológico conocido como El Niño, este llegó e incrementó la temperatura del mar ahuyentando especies como la sardina y otras que se adentraron en aguas profundas y por consiguiente, más frías, ocasionando que la captura de pescado y camarón se escaseara, dando así inicio a un período de extrema necesidad y pobreza en el puerto. Decenas de comercios se vieron obligados a cerrar y cientos de personas iniciaron un éxodo a otros lugares como Guaymas, Ensenada, Caborca, San Luis y a Estados Unidos en la búsqueda de trabajo y oportunidades. Hoy incluso, debido a ese éxodo, existe un sector residencial en Mesa, Arizona, conocido como Peñasquito por el número de Peñasquenses que viven ahí desde entonces. Entre 1985 a 1987 fueron años de extrema pobreza, escasez y necesidades. En 1989 cientos de pelícanos morían diariamente de hambre en las calles, en las banquetas, en los patios, en playas y en los muelles. Tanto el sector naval como el Ayuntamiento, llenaban enormes remolques de pelícanos muertos. Los barcos habían dejado de salir y por lo tanto se rompió la cadena alimenticia para otras especies, como las aves marinas que se alimentaban con la fauna de acompañamiento (rezaga o especies del mar no aprovechables comercialmente), por no tener ningún valor en el mercado y que los pescadores durante las capturas, las regresaban al mar y servían de alimento a las aves marinas y como se acostumbraron a ello, estas se hicieron dependientes y al llegar la inactividad pesquera, sufrían y morían por el hambre. Dentro de esa pobreza cualquier trabajo era bueno. El ayuntamiento, para ayudar, en lugar de utilizar excavadoras para el drenaje y agua potable, contrataban a los pescadores que con pico y pala hacían las labores. Así es, como sucede en épocas de pobreza, de ansiedad y congoja y preocupación, apareció la onza En 1989, alguien vio un animal por allá cerca del trailer park del señor Rafael Godoy y lo vieron caminando rumbo al cerro. Dijeron que era una onza Decían que era algo parecido a un puma, otros que era como un leopardo. En medio de tanta pobreza, cada noche se empezaron a ver varios vehículos tipo pick up cargados de gente eufórica tanto en la cabina como en la caja y por supuesto, cargados de cerveza, subiendo y bajando del cerro. Se decía que iban armados de rifles y pistolas calibre 22, otros armados de palos ¿De donde cogieron dinero en aquella pobreza? ¡Quién sabe! Pero así fue y aún hay muchos testigos de aquellas noches. ¿Cuántas semanas duró esto? No recuerdo. Pero habrá alguien con mejor memoria que yo. A lo mejor mi hermano René Munro. Alguien más vio a la onza en otras colonias alejadas del centro y parecía que las calles estaban de fiesta. Era un transitar de gritos y algarabía y mucha cheve. Cuando Manlio Fabio Beltrones llegó a Gobernador, invitó a empresarios de otros estados a invertir en Puerto Peñasco. Así llegaron los Martínez Buitrón y más después, a Daniel Chávez, de Mayan Palace. Los Martínez Buitrón empezaron a construir el hotel Plaza Las Glorias y venía con ellos una persona que ha tenido mucho que ver en el desarrollo de Puerto Peñasco: Miguel Guevara Azkar, en sociedad con Mary Snyder, quienes después invitaron a otros inversionistas para construir Mayan Palace, Condominios Pinacate, Princesa de Peñasco, Los Sonoran Resorts, Puerta Privada y otros más, entre ellos el reciente desarrollo: Encántame Towers. Pero regresando a la Onza. Esta especie existe, aunque su nombre verdadero es onza Jaguarundi y su hábitat es centro y América del Sur, pero como el jaguar, que se ha visto en Sonora y Arizona, ahora se había avistado esta especie. Y asi fue por algunas semanas y en 1996 llegó el chupacabras pero esto será en otra ocasión. Gracias por su atención.

YO, Puerto Peñasco 20.11.2022

LOS CHOLLEROS PARTE 2 Héctor Munro Palacio Arturo Lugo Alias El Burrero, llegó a Peñasco procedente de Bahía Kino a finales de los 40, como llegaron la mayoría de los kineños. Trabajó como todos, en la pesca. Fue uno de los hombres más fuertes que yo recuerdo, Le decían El Burrero porque de joven arriaba burros por allá cerca de Hermosillo. Como sucedió con todos, llegó a La Cholla entre 1954 y 1956. El Pelón Pérez llegó como en 1956, ya era ayudante de pescador, muy jovencit...Continue reading

YO, Puerto Peñasco 20.11.2022

AHORA en SAN LUIS RIO COLORADO dos libros de Guillermo Munro Palacio. Los interesado llamar a GLORIA MOJARDIN al 653 11 2 88 61.



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