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Parroquia San Juan Bosco 23.11.2022

XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Parroquia San Juan Bosco 22.11.2022

V Domingo de Pascua C Amanse los unos a los otros, como Yo los he amado Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Dentro de muy poco, ya no lo tendrán con ellos. Jesús les habla con ternura especial: Hijitos míos, me queda poco de estar con vosotros. La comunidad es pequeña y frágil. Acaba de nacer. Los discípulos son como niños pequeños. ¿Qué será de ellos si se quedan sin el Maestro? Jesús les hace un regalo: Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros como ...yo os he amado. Si se quieren mutuamente con el amor con que Jesús los ha querido, no dejarán de sentirlo vivo en medio de ellos. El amor que han recibido de Jesús seguirá difundiéndose entre los suyos. Por eso, Jesús añade: La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros. Lo que permitirá descubrir que una comunidad que se dice cristiana es realmente de Jesús, no será la confesión de una doctrina, ni la observancia de unos ritos, ni el cumplimiento de una disciplina, sino el amor vivido con el espíritu de Jesús. En ese amor está su identidad. Vivimos en una sociedad donde se ha ido imponiendo la "cultura del intercambio". Las personas se intercambian objetos, servicios y prestaciones. Con frecuencia, se intercambian además sentimientos, cuerpos y hasta amistad. Eric Fromm llegó a decir que "el amor es un fenómeno marginal en la sociedad contemporánea". La gente capaz de amar es una excepción. Probablemente sea un análisis excesivamente pesimista, pero lo cierto es que, para vivir hoy el amor cristiano, es necesario resistirse a la atmósfera que envuelve a la sociedad actual. No es posible vivir un amor inspirado por Jesús sin distanciarse del estilo de relaciones e intercambios interesados que predomina con frecuencia entre nosotros. Si la Iglesia "se está diluyendo" en medio de la sociedad contemporánea no es sólo por la crisis profunda de las instituciones religiosas. En el caso del cristianismo es, también, porque muchas veces no es fácil ver en nuestras comunidades discípulos y discípulas de Jesús que se distingan por su capacidad de amar como amaba él. Nos falta el distintivo cristiano. Los cristianos hemos hablado mucho del amor. Sin embargo, no siempre hemos acertado o nos hemos atrevido a darle su verdadero contenido a partir del espíritu y de las actitudes concretas de Jesús. Nos falta aprender que él vivió el amor como un comportamiento activo y creador que lo llevaba a una actitud de servicio y de lucha contra todo lo que deshumaniza y hace sufrir el ser humano. See more

Parroquia San Juan Bosco 22.11.2022

XI Domingo Ordinario Ciclo B A Jesús le preocupaba que sus seguidores terminaran un día desalentados al ver que sus esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no obtenían el éxito esperado. ¿Olvidarían el reino de Dios? ¿Mantendrían su confianza en el Padre? Lo más importante es que no olviden nunca cómo han de trabajar. Con ejemplos tomados de la experiencia de los campesinos de Galilea les anima a trabajar siempre con realismo, con paciencia y con una confianza grande. No ...es posible abrir caminos al reino de Dios de cualquier manera. Se tienen que fijar en cómo trabaja él. Lo primero que han de saber es que su tarea es sembrar, no cosechar. No vivirán pendientes de los resultados. No les ha de preocupar la eficacia ni el éxito inmediato. Su atención se centrará en sembrar bien el Evangelio. Los colaboradores de Jesús han de ser sembradores. Nada más. Después de siglos de expansión religiosa y gran poder social, los cristianos hemos de recuperar en la Iglesia el gesto humilde del sembrador. Olvidar la lógica del cosechador, que sale siempre a recoger frutos, y entrar en la lógica paciente del que siembra un futuro mejor. Los comienzos de toda siembra siempre son humildes. Más todavía si se trata de sembrar el proyecto de Dios en el ser humano. La fuerza del Evangelio no es nunca algo espectacular o clamoroso. Según Jesús, es como sembrar algo tan pequeño e insignificante como un grano de mostaza, que germina secretamente en el corazón de las personas.

Parroquia San Juan Bosco 22.11.2022

XIV Domingo Ordinario B El relato no deja de ser sorprendente. Jesús fue rechazado precisamente en su propio pueblo, entre aquellos que creían conocerlo mejor que nadie. Llega a Nazaret, acompañado de sus discípulos, y nadie sale a su encuentro, como sucede a veces en otros lugares. Tampoco le presentan a los enfermos de la aldea para que los cure. Su presencia solo despierta en ellos asombro. No saben quién le ha podido enseñar un mensaje tan lleno de sabiduría. Tampoco se e...xplican de dónde proviene la fuerza curadora de sus manos. Lo único que saben es que Jesús un trabajador nacido en una familia de su aldea. Todo lo demás les resulta escandaloso. Jesús se siente despreciado: los suyos no le aceptan como portador del mensaje y de la salvación de Dios. Se han hecho una idea de su vecino Jesús y se resisten a abrirse al misterio que se encierra en su persona. Jesús les recuerda un refrán que, probablemente, conocen todos: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. Al mismo tiempo, Jesús se extraña de su falta de fe. Es la primera vez que experimenta un rechazo colectivo, no de los dirigentes religiosos, sino de todo su pueblo. No se esperaba esto de los suyos. Su incredulidad llega incluso a bloquear su capacidad de curar: no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos. Marcos no narra este episodio para satisfacer la curiosidad de sus lectores, sino para advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado precisamente por quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona.

Parroquia San Juan Bosco 21.11.2022

XIII Domingo Ordinario B El ser humano se siente mal ante el misterio de la muerte. Nos da miedo lo desconocido. Nos aterra despedirnos para siempre de nuestros seres queridos para adentramos, en la soledad más absoluta, en un mundo inexplorado en el que no sabemos exactamente qué es lo que nos espera. Por otra parte, incluso en estos tiempos de indiferencia e incredulidad, la muerte sigue envuelta en una atmósfera religiosa. Ante el final se despierta en no pocos el recuerdo... de Dios o las imágenes que cada uno nos hacemos de él. De alguna manera, la muerte desvela nuestra secreta relación con el Creador, bien sea de abandono confiado, de inquietud ante el posible encuentro con su misterio o de rechazo abierto a toda trascendencia. Es curioso observar que son bastantes los que asocian la muerte con Dios, como si ésta fuera algo ideado por él para asustarnos o para hacernos caer un día en sus manos. Dios sería un personaje siniestro que nos deja en libertad durante unos años, pero que nos espera al final en la oscuridad de esa muerte tan temida. Sin embargo, la tradición bíblica insiste una y otra vez en que Dios no quiere la muerte. El ser humano, fruto del amor infinito de Dios, no ha sido pensado ni creado para terminar en la nada. La muerte no puede ser el objetivo o la intención última del proyecto de Dios sobre el hombre. Desde las culturas más primitivas hasta las filosofías más elaboradas sobre la inmortalidad del alma, la humanidad se ha rebelado siempre contra la muerte. El hombre sabe que morir es algo natural dentro del proceso biológico del viviente, pero, al mismo tiempo, intuye más o menos oscuramente que esa muerte no puede ser su último destino. La esperanza en una vida eterna se fue gestando lentamente en la tradición bíblica no por razones filosóficas o consideraciones sobre la inmortalidad del alma, sino por la confianza total en la fidelidad de Dios. Si esperamos la vida eterna es sólo porque Dios es fiel a sí mismo y fiel a su proyecto. Como dijo Jesús en una frase inolvidable: Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos están vivos (Lucas 20, 38).

Parroquia San Juan Bosco 21.11.2022

XII Domingo Ordinario A nadie sorprende que una persona sienta miedo ante un peligro real. La vida es una aventura no exenta de riesgos y amenazas. Por eso el miedo es sano, nos pone en estado de alerta y nos permite reaccionar para orientar nuestra vida con mayor sentido y seguridad. Lo que resulta extraño es que siga creciendo en la sociedad moderna el número de personas que viven con sensación de miedo pero sin motivo aparente. Individuos atrapados por la inseguridad, amen...azados por riesgos y peligros no formulados, habitados por un miedo difuso, difícil de explicar. Este miedo hace daño. Paraliza a la persona, detiene su crecimiento, impide vivir amando. Es un miedo que anula nuestra energía interior, ahoga la creatividad, nos hace vivir de manera rígida, en una actitud de continua autodefensa. Esa inquietud no resuelta impide afrontar la vida con paz y, muchas veces, conduce a una vida ajetreada y frívola para acallar la desazón interior. Sin duda, el origen de este miedo insano puede ser diferente y requiere en cada caso una atención específica adecuada. Pero no es exagerado decir que, en bastantes, tiene mucho que ver con una existencia vacía, un individualismo empobrecedor, una falta abrumadora de sentido y una ausencia casi total de vida interior. La exégesis actual está destacando, en la actuación histórica de Jesús, su empeño por liberar a las gentes del miedo que puede anidar en el corazón humano. Los evangelios repiten una y otra vez sus palabras: No tengáis miedo a los hombres, no tengán miedo a los que matan el cuerpo, no se turbe su corazón, no sean cobardes, no tengán miedo, ustedes valen más que los gorriones. B. Hanssler llega a decir que Jesús es el único fundador religioso que ha eliminado de la religión el elemento del temor

Parroquia San Juan Bosco 21.11.2022

XI Domingo Ordinario Ciclo B A Jesús le preocupaba que sus seguidores terminaran un día desalentados al ver que sus esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no obtenían el éxito esperado. ¿Olvidarían el reino de Dios? ¿Mantendrían su confianza en el Padre? Lo más importante es que no olviden nunca cómo han de trabajar. Con ejemplos tomados de la experiencia de los campesinos de Galilea les anima a trabajar siempre con realismo, con paciencia y con una confianza grande. No ...es posible abrir caminos al reino de Dios de cualquier manera. Se tienen que fijar en cómo trabaja él. Lo primero que han de saber es que su tarea es sembrar, no cosechar. No vivirán pendientes de los resultados. No les ha de preocupar la eficacia ni el éxito inmediato. Su atención se centrará en sembrar bien el Evangelio. Los colaboradores de Jesús han de ser sembradores. Nada más. Después de siglos de expansión religiosa y gran poder social, los cristianos hemos de recuperar en la Iglesia el gesto humilde del sembrador. Olvidar la lógica del cosechador, que sale siempre a recoger frutos, y entrar en la lógica paciente del que siembra un futuro mejor. Los comienzos de toda siembra siempre son humildes. Más todavía si se trata de sembrar el proyecto de Dios en el ser humano. La fuerza del Evangelio no es nunca algo espectacular o clamoroso. Según Jesús, es como sembrar algo tan pequeño e insignificante como un grano de mostaza, que germina secretamente en el corazón de las personas.

Parroquia San Juan Bosco 20.11.2022

XIV Domingo Ordinario B El relato no deja de ser sorprendente. Jesús fue rechazado precisamente en su propio pueblo, entre aquellos que creían conocerlo mejor que nadie. Llega a Nazaret, acompañado de sus discípulos, y nadie sale a su encuentro, como sucede a veces en otros lugares. Tampoco le presentan a los enfermos de la aldea para que los cure. Su presencia solo despierta en ellos asombro. No saben quién le ha podido enseñar un mensaje tan lleno de sabiduría. Tampoco se e...xplican de dónde proviene la fuerza curadora de sus manos. Lo único que saben es que Jesús un trabajador nacido en una familia de su aldea. Todo lo demás les resulta escandaloso. Jesús se siente despreciado: los suyos no le aceptan como portador del mensaje y de la salvación de Dios. Se han hecho una idea de su vecino Jesús y se resisten a abrirse al misterio que se encierra en su persona. Jesús les recuerda un refrán que, probablemente, conocen todos: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. Al mismo tiempo, Jesús se extraña de su falta de fe. Es la primera vez que experimenta un rechazo colectivo, no de los dirigentes religiosos, sino de todo su pueblo. No se esperaba esto de los suyos. Su incredulidad llega incluso a bloquear su capacidad de curar: no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos. Marcos no narra este episodio para satisfacer la curiosidad de sus lectores, sino para advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado precisamente por quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona.

Parroquia San Juan Bosco 20.11.2022

XIII Domingo Ordinario B El ser humano se siente mal ante el misterio de la muerte. Nos da miedo lo desconocido. Nos aterra despedirnos para siempre de nuestros seres queridos para adentramos, en la soledad más absoluta, en un mundo inexplorado en el que no sabemos exactamente qué es lo que nos espera. Por otra parte, incluso en estos tiempos de indiferencia e incredulidad, la muerte sigue envuelta en una atmósfera religiosa. Ante el final se despierta en no pocos el recuerdo... de Dios o las imágenes que cada uno nos hacemos de él. De alguna manera, la muerte desvela nuestra secreta relación con el Creador, bien sea de abandono confiado, de inquietud ante el posible encuentro con su misterio o de rechazo abierto a toda trascendencia. Es curioso observar que son bastantes los que asocian la muerte con Dios, como si ésta fuera algo ideado por él para asustarnos o para hacernos caer un día en sus manos. Dios sería un personaje siniestro que nos deja en libertad durante unos años, pero que nos espera al final en la oscuridad de esa muerte tan temida. Sin embargo, la tradición bíblica insiste una y otra vez en que Dios no quiere la muerte. El ser humano, fruto del amor infinito de Dios, no ha sido pensado ni creado para terminar en la nada. La muerte no puede ser el objetivo o la intención última del proyecto de Dios sobre el hombre. Desde las culturas más primitivas hasta las filosofías más elaboradas sobre la inmortalidad del alma, la humanidad se ha rebelado siempre contra la muerte. El hombre sabe que morir es algo natural dentro del proceso biológico del viviente, pero, al mismo tiempo, intuye más o menos oscuramente que esa muerte no puede ser su último destino. La esperanza en una vida eterna se fue gestando lentamente en la tradición bíblica no por razones filosóficas o consideraciones sobre la inmortalidad del alma, sino por la confianza total en la fidelidad de Dios. Si esperamos la vida eterna es sólo porque Dios es fiel a sí mismo y fiel a su proyecto. Como dijo Jesús en una frase inolvidable: Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos están vivos (Lucas 20, 38).

Parroquia San Juan Bosco 20.11.2022

XII Domingo Ordinario A nadie sorprende que una persona sienta miedo ante un peligro real. La vida es una aventura no exenta de riesgos y amenazas. Por eso el miedo es sano, nos pone en estado de alerta y nos permite reaccionar para orientar nuestra vida con mayor sentido y seguridad. Lo que resulta extraño es que siga creciendo en la sociedad moderna el número de personas que viven con sensación de miedo pero sin motivo aparente. Individuos atrapados por la inseguridad, amen...azados por riesgos y peligros no formulados, habitados por un miedo difuso, difícil de explicar. Este miedo hace daño. Paraliza a la persona, detiene su crecimiento, impide vivir amando. Es un miedo que anula nuestra energía interior, ahoga la creatividad, nos hace vivir de manera rígida, en una actitud de continua autodefensa. Esa inquietud no resuelta impide afrontar la vida con paz y, muchas veces, conduce a una vida ajetreada y frívola para acallar la desazón interior. Sin duda, el origen de este miedo insano puede ser diferente y requiere en cada caso una atención específica adecuada. Pero no es exagerado decir que, en bastantes, tiene mucho que ver con una existencia vacía, un individualismo empobrecedor, una falta abrumadora de sentido y una ausencia casi total de vida interior. La exégesis actual está destacando, en la actuación histórica de Jesús, su empeño por liberar a las gentes del miedo que puede anidar en el corazón humano. Los evangelios repiten una y otra vez sus palabras: No tengáis miedo a los hombres, no tengán miedo a los que matan el cuerpo, no se turbe su corazón, no sean cobardes, no tengán miedo, ustedes valen más que los gorriones. B. Hanssler llega a decir que Jesús es el único fundador religioso que ha eliminado de la religión el elemento del temor



Información

Localidad: Hermosillo, Sonora

Teléfono: +52 662 218 4093

Ubicación: Avenida Othón Almada 83180 Hermosillo, Sonora, Mexico

Web: parroquiasanjuanboscohmo.com/

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