Lucia Rocha Molina

¡Voltea, quiero que me veas! Cuándo me colocaba por atrás de ella el espectáculo era indescriptible. Mis ojos escaneaban toda su estructura, sus nalgas, su esp...alda, sus hombros, su cabello, su letal mirada. Por unos segundos nos pertenecíamos, éramos dos seres ocupando un espacio. Soy totalmente tuya, me lo decía con la mirada, no había necesidad de pronunciar ni una sola palabra. A través sus ojos me decía que podía entrar en ella cuando yo quisiera, las veces que quisiera, no era su cuerpo lo que me volvía loco, era su existencia y que me dejara formar parte de ella. ¡Voltea, quiero que me veas! Era la orden que yo le daba mientras la hacía mía, y ella siempre me complacía, quería grabarme esa mirada y llevarla en mi mente por el resto de mis días. Lanzaba gemidos, escurrian sus fluidos, nuestros corazones se aceleraban a punto de un infarto, las sábanas mojadas. Me salía de ella y nos tumbabamos boca arriba sobre la cama, cansados pero sonriendo, éramos felices. ¡Voltea, quiero que me veas! Le decía mientras estábamos recostados sobre la cama agotados, después de hacer el amor, esta vez no era una orden, simplemente era el deseo de ver su sonrisa y saber que yo era la causa.

¿Ya conoces la relación entre la música barroca y electrónica?

Es que hay mujeres a las que no encuentras, ellas te encuentran, te sanan, te cosen cada puto agujero en el alma y te pegan de vuelta todos los pedazos. Las mi...smas que aunque estén rotas te hacen sentir completo, te vuelan, te sacan del planeta entre besos, abrazos y apapachos, con una risa encantadora que sabe a cafecito de olla con un toque de canela y pan recién horneado. Es que hay mujeres que curan, que son salvavidas y océano en un mismo cuadro, que borran rastro a la tristeza, que llevan en los hombros mar, arena y el sonido de las olas, que ponen celosas a las estrellas y los girasoles no pueden dejar de verlas. Mujeres que son dinamita, cuenta regresiva, una tormenta en plena primavera, un fósforo a medio centímetro del combustible, un juego de ajedrez en sin movimientos, una ecuación imposible de resolverse y una excepción a las leyes de la física. Es que hay mujeres que son pasado, presente y futuro, una especie de milagro cósmico en la tierra, una mezcla de baile, alegría y un vals a media luz que no termina, y si tienes suerte, cabrón, vas encontrarte con una de ellas, pero te advierto, que una vez que llegan y se meten a tu vida, jamás se te pasan, aunque se marchen de tus brazos, aunque ya no las mires, aunque ya no las toques, ya no te borras su sonrisa de acuarela del alma nunca. Mujeres que son dinamita. -Emmanuel Zavala