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Flaca sin chiste 23.11.2022

Un placer y un honor haber sido parte de la lectura AMOR MANIFIESTO, que convocó Nadia Arce, al lado de Yolanda Zamora, Rossana Camarena Meillon, Violeta Rivera Ayala y Roberto Villalobos. Amor y letras para soportar pandemias

Flaca sin chiste 23.11.2022

Un lugar privado Estamos sentados en una cafetería, como siempre tomamos un par de expresos. Aquí todos nos conocen porque venimos ... con frecuencia y hablamos todo el tiempo sobre los pendientes de la vida inventados a la menor provocación. A mí, honestamente, me gustaría mucho más un lugar privado. Ella mientras se pierde entre los vericuetos de sus historias enreda distraída un mechón de su cabello con sus dedos y alisa los pliegues de su falda desde los muslos hasta las rodillas. A mí, honestamente, me gustaría mucho más un lugar privado. Se quita el abrigo, lo coloca con parsimonia sobre el respaldo de la silla y con lentitud pasmosa sube el tirante de su blusa que con frecuencia se cae. Estoy seguro de que es pésima la actuación con la que logro un remedo de interés por lo que dice. A mí, honestamente me gustaría mucho más un lugar privado. Como en cada cita, remojo la amargura en otro sorbo de café. Noto como ella sonríe perversa reconociendo mi frustración, por eso con saña baja su mirada y la estaciona en mi boca y luego la pasa a mi anillo de casado. No digo nada, ¿qué más me queda? Pero a mí honestamente, me gustaría mucho más un lugar privado. Carmiña Mejia

Flaca sin chiste 22.11.2022

Lectura virtual para soportar pandemias, ¿nos acompañan? Facebook live de El Tintero, miércoles 3 de febrero, 8 de la noche.

Flaca sin chiste 21.11.2022

Una moneda al aire Quien está en ayunas habla de los sueños como si hablara en sueños. Walter Benjamin. ... Una tradición popular aconseja contar los sueños para que no se cumplan. Muy joven tuve esa conciencia: habito una realidad onírica premonitoria. Entonces decido si hablo de ella o no. Pasaron años sin saber por qué razón soñaba de forma reiterada a un bebé de cartón deshaciéndose entre los brazos. Cuando sostuve a mi hijo con sus novecientos ochenta gramos de peso, lo comprendí. Durante la niñez y adolescencia caminé de forma reiterada entre los senderos de un panteón. Me despertaba ahogada en un llanto naciente de una tristeza profunda e incomprensible. Reconocí esa necrópolis de finales del siglo XVIII en un viaje a París. Tiempo después lo entendí, necesitaba de esa visión para establecer un puente entre dos tiempos y que un amor de esos que te carcome hasta los huesos cumpliera su destino. Cómo explicarlo, soñé con antelación el cortejo fúnebre de la tía Mary, el asalto a mano armada para despojar a una hermana de su auto y supe que la cobra asechándome dentro de casa, yo misma la invité. Ahora estoy en ese limbo de la duda. En este sueño de los últimos meses transito un pasillo flanqueado de ventanales, a través de ellos se observa el mar y un firmamento repleto de estrellas. Llego a una terraza, desde ahí se ve la tierra majestuosa. No sé si contarlo. Hay un anhelo y me llama como un imán hacia esa calma nunca antes experimentada. O tal vez al callarlo y escribirlo ya lancé una moneda al aire. Carmiña Mejia



Información

Web: flacasinchiste.blogspot.mx

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