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El Relator 23.11.2022

El infierno según la divina comedia

El Relator 21.11.2022

LA CASA DE FIDEL. Una noche me llamó doña Paty y me platicó que su marido había heredado una propiedad ubicada en una antigua colonia de la ciudad de México. Y dijo que en vano trataban de remozarla, porque a los albañiles contratados los espantaban y no duraban trabajando ni dos días seguidos. Seguramente recuerda esta historia, la vivimos juntos. Doña Paty y su marido, incrédulos, decidieron pasar una noche en el inmueble, pero esta fue la más terrible experiencia de sus vi...Continue reading

El Relator 21.11.2022

EL CEMENTERIO El día estaba anocheciendo y debía irme a casa, el trabajar en un cementerio es hasta la tarde, pero yo que tengo 6 hermanos y una madre mantenien...do no podía irme sin un solo centavo. Acabando el atardecer el cementerio se iba quedando solitario, ese día era un lunes y en esos días muy pocas personas visitan a sus seres queridos, siempre prefieren los fines de semana para ir con más calma, sin embargo un trabajador no solo vive de los fines de semana sino de todo los días, en los que salía bien temprano de mi casa con una bicicleta, una escardilla y un bolso con agua y jabón en busca de servicios de limpieza general de tumbas. Yo llevaba 2 meses trabajando en el cementerio, y hasta este acontecimiento lo dejé para siempre. Oscureciendo el cielo yo seguía con mi bicicleta rodando todas las filas de tumbas viendo si pasaban carros o personas para seguirles y ofrecerles mis servicios. En una de ellas vi un carro y con todas las fuerzas de mis piernas peleando con otro trabajador me le pegué atrás. Al final no quería hacer nada, el señor fue a llevarle unas hermosas flores rojizas a su esposa fallecida, llorando cada vez que veía la hermosa foto de una chica blanca, pelo negro con unos ojos claros como el cielo en la tumba. No me importó mucho y seguí con mí bicicleta buscando algo que llevar a casa, este día de trabajo era el peor de todos hasta que escuché una rancia voz de un viejo diciendo: Servicio, servicio... Me alegré por completo con esa dulce voz de servicio y me le acerqué al señor que se encontraba a unos metros de mí. Cuando llegué, vi que tenía un vestido blanco, un sombrero del que no recuerdo el color y una apariencia que repasaba los 50 años, me le acerqué un poco más y se encontraba llorando sin parar de tristeza, yo preocupado le pregunté por qué lloraba, entendía que era un ser querido, pero él me respondió: Amigo, no tengo con qué pagarte, pero ayúdame a limpiar la tumba de mi esposa. El viejo llorando con las manos arrancaba los arbustos espinosos y montes que escondían la tumba, parecía llevar décadas sin limpiarse, el monte la tapaba y no se podía ver la cerámica o algo. Yo vi que el señor ponía su esfuerzo, pero le agarré las manos y le dije: Señor sus manos están sangrando, déjeme hacer el trabajo, le haré el favor de limpiarle todo, usted solo quédese ahí y descanse. Muchas gracias muchacho... . Respondió dando tres pasos atrás, yo me puse los guantes, agarré la escardilla y empecé a limpiar esa infinidad de monte verde y seco. La limpieza se volvía un desafío, pues la escardilla no estaba afilada y tenía que lanzarla una y otra vez al monte para lograrlo arrancar. Las gotas de sudor caían sin parar y el viejo no decía ni una sola palabra. Hasta que luego de una hora arrancando monte tras monte terminando volteé hacia donde el viejo y no estaba por ninguna parte, había desaparecido o se había ido y no me di cuenta, me aterré cuando no lo vi por ninguna parte y yo estaba en medio de la oscuridad de un cementerio. Asustado agarré mi escardilla y me fui a la salida para escapar, y llegando, entra un carro y el conductor me pregunta: ¿Haces servicios? Si claro respondí. Fui siguiéndolos y al pasar de unos minutos se pararon en frente de la tumba que le limpié al viejo. Salieron del carro impresionados porque la tumba se encontraba limpia, ellos traían consigo una foto de vidrio que se le pone a las tumbas, para ver los rostros de los que están muertos. La tumba que yo había limpiado no tenía ni un signo de número y mucho menos una foto. Yo al asegurarme que venían por la tumba que le limpié al viejo les dije: Esa tumba la acabé de limpiar, un viejo se encontraba aquí llorando y se la limpié como un favor, diciéndome que era de su esposa. La familia escuchaba mis palabras y al mismo tiempo se le salían las lágrimas. La foto del vidrio que traían para ponerla en la tumba, la sacaron de la bolsa y me la mostraron... Y en la foto salía el viejo junto a su esposa... ¿Era él verdad? .Me pregunta una señora con los mocos afuera de tanto llorar, y yo escalofriado del miedo le dije que sí, y todos me abrazaron, la verdad me hicieron llorar, me contagiaron esa tristeza que tenían. La señora que me mostró la foto me decía: Ese viejo que tú viste era mi padre y su esposa era mi madre, quienes están enterrados en esta tumba que limpiaste. Ellos me hacían llorar y yo no entendía por qué. Después del abrazo me dieron una gran cantidad de dinero y con él empecé a invertir en un pequeño negocio y dejé de trabajar en el cementerio por siempre. Nerricia.

El Relator 21.11.2022

LA CASA DE FIDEL. Una noche me llamó doña Paty y me platicó que su marido había heredado una propiedad ubicada en una antigua colonia de la ciudad de México. Y dijo que en vano trataban de remozarla, porque a los albañiles contratados los espantaban y no duraban trabajando ni dos días seguidos. Seguramente recuerda esta historia, la vivimos juntos. Doña Paty y su marido, incrédulos, decidieron pasar una noche en el inmueble, pero esta fue la más terrible experiencia de sus vi...Continue reading

El Relator 20.11.2022

El infierno según la divina comedia

El Relator 20.11.2022

La leyenda de EL POZO, es una muy poco conocida en YUCATÁN ¿La habías escuchado? Edición: DANIEL NOVELO... Voz: ANNY MARTÍNEZ See more

El Relator 20.11.2022

MI HIJO Sin darme cuenta me quedé dormido en la tumba de mi hijo, desde qué falleció agarré el vicio y hasta la fecha de hoy no he dejado de beber, mi esposa y mis otros dos hijos no me soportaron mucho tiempo, así qué me divorcié y también me despidieron del trabajo. Mi familia ( mis hermanos ) y mis amigos también sé artarón de ayúdame y ya no los veo, mis padres murieron así qué ya no me queda nada. La verdad es que ya sólo deseo la muerte. Estoy pensando en suicidarme (...Continue reading

El Relator 20.11.2022

EL CEMENTERIO El día estaba anocheciendo y debía irme a casa, el trabajar en un cementerio es hasta la tarde, pero yo que tengo 6 hermanos y una madre mantenien...do no podía irme sin un solo centavo. Acabando el atardecer el cementerio se iba quedando solitario, ese día era un lunes y en esos días muy pocas personas visitan a sus seres queridos, siempre prefieren los fines de semana para ir con más calma, sin embargo un trabajador no solo vive de los fines de semana sino de todo los días, en los que salía bien temprano de mi casa con una bicicleta, una escardilla y un bolso con agua y jabón en busca de servicios de limpieza general de tumbas. Yo llevaba 2 meses trabajando en el cementerio, y hasta este acontecimiento lo dejé para siempre. Oscureciendo el cielo yo seguía con mi bicicleta rodando todas las filas de tumbas viendo si pasaban carros o personas para seguirles y ofrecerles mis servicios. En una de ellas vi un carro y con todas las fuerzas de mis piernas peleando con otro trabajador me le pegué atrás. Al final no quería hacer nada, el señor fue a llevarle unas hermosas flores rojizas a su esposa fallecida, llorando cada vez que veía la hermosa foto de una chica blanca, pelo negro con unos ojos claros como el cielo en la tumba. No me importó mucho y seguí con mí bicicleta buscando algo que llevar a casa, este día de trabajo era el peor de todos hasta que escuché una rancia voz de un viejo diciendo: Servicio, servicio... Me alegré por completo con esa dulce voz de servicio y me le acerqué al señor que se encontraba a unos metros de mí. Cuando llegué, vi que tenía un vestido blanco, un sombrero del que no recuerdo el color y una apariencia que repasaba los 50 años, me le acerqué un poco más y se encontraba llorando sin parar de tristeza, yo preocupado le pregunté por qué lloraba, entendía que era un ser querido, pero él me respondió: Amigo, no tengo con qué pagarte, pero ayúdame a limpiar la tumba de mi esposa. El viejo llorando con las manos arrancaba los arbustos espinosos y montes que escondían la tumba, parecía llevar décadas sin limpiarse, el monte la tapaba y no se podía ver la cerámica o algo. Yo vi que el señor ponía su esfuerzo, pero le agarré las manos y le dije: Señor sus manos están sangrando, déjeme hacer el trabajo, le haré el favor de limpiarle todo, usted solo quédese ahí y descanse. Muchas gracias muchacho... . Respondió dando tres pasos atrás, yo me puse los guantes, agarré la escardilla y empecé a limpiar esa infinidad de monte verde y seco. La limpieza se volvía un desafío, pues la escardilla no estaba afilada y tenía que lanzarla una y otra vez al monte para lograrlo arrancar. Las gotas de sudor caían sin parar y el viejo no decía ni una sola palabra. Hasta que luego de una hora arrancando monte tras monte terminando volteé hacia donde el viejo y no estaba por ninguna parte, había desaparecido o se había ido y no me di cuenta, me aterré cuando no lo vi por ninguna parte y yo estaba en medio de la oscuridad de un cementerio. Asustado agarré mi escardilla y me fui a la salida para escapar, y llegando, entra un carro y el conductor me pregunta: ¿Haces servicios? Si claro respondí. Fui siguiéndolos y al pasar de unos minutos se pararon en frente de la tumba que le limpié al viejo. Salieron del carro impresionados porque la tumba se encontraba limpia, ellos traían consigo una foto de vidrio que se le pone a las tumbas, para ver los rostros de los que están muertos. La tumba que yo había limpiado no tenía ni un signo de número y mucho menos una foto. Yo al asegurarme que venían por la tumba que le limpié al viejo les dije: Esa tumba la acabé de limpiar, un viejo se encontraba aquí llorando y se la limpié como un favor, diciéndome que era de su esposa. La familia escuchaba mis palabras y al mismo tiempo se le salían las lágrimas. La foto del vidrio que traían para ponerla en la tumba, la sacaron de la bolsa y me la mostraron... Y en la foto salía el viejo junto a su esposa... ¿Era él verdad? .Me pregunta una señora con los mocos afuera de tanto llorar, y yo escalofriado del miedo le dije que sí, y todos me abrazaron, la verdad me hicieron llorar, me contagiaron esa tristeza que tenían. La señora que me mostró la foto me decía: Ese viejo que tú viste era mi padre y su esposa era mi madre, quienes están enterrados en esta tumba que limpiaste. Ellos me hacían llorar y yo no entendía por qué. Después del abrazo me dieron una gran cantidad de dinero y con él empecé a invertir en un pequeño negocio y dejé de trabajar en el cementerio por siempre. Nerricia.

El Relator 20.11.2022

MI HIJO Sin darme cuenta me quedé dormido en la tumba de mi hijo, desde qué falleció agarré el vicio y hasta la fecha de hoy no he dejado de beber, mi esposa y mis otros dos hijos no me soportaron mucho tiempo, así qué me divorcié y también me despidieron del trabajo. Mi familia ( mis hermanos ) y mis amigos también sé artarón de ayúdame y ya no los veo, mis padres murieron así qué ya no me queda nada. La verdad es que ya sólo deseo la muerte. Estoy pensando en suicidarme (...Continue reading



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Web: elrelatorfm.blogspot.mx

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