El Café de Avelino
Miguel Rebolledo 21. Centro. 91500 Coatepec, Veracruz, Mexico
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Canícula. Turbulencia del café. Edición Verano 2018. Limitada a 40 paquetes de 500 g. Disponible en El Café de Avelino a partir del domingo 15 de julio del 2018.... La canícula. Los cultivares de cafetos se convierten en sirenas vegetales, sus hipócritas y malsanos cantos, se vuelven cómplices de lo prohibido, te llaman con voces hechizantes y profanas, seduciendo los sentidos agorzomados. Es el tiempo cuando la tierra se transfigura, loca y hostil, somos llevados por fuerzas inconscientes que nos conducen pecaminosamente. Nos relejan esos efluvios dañinos que enloquecen al alma boba. La culpa la tiene la canícula y hombres, animales y plantas somos victimas de este ambiente fatal. Poseídos por un calor insalubre, experimentamos indescifrables estados patológicos. La ardiente melodía de la chicharra y los abejorros, hijos de la canícula, se apoderan de la escena. Los izotes rezuman sofocados amenazando con sus espadas a los cafetos indemnes, queriendo de alguna forma, devolverle sus rayos fulgurantes al sol candente. La tierra acalorada exuda fantasmas y espejismos desdibujando el paisaje. El extenso pabellón azul del cielo se revela rabioso, trasmina incandescencias, nada es capaz de quebrar esta atmosfera; ni el aire, quien evasivo y acongojado parece esconderse. En este teatro de calor y asombro los frutos temerosos guardan, díscolos, sus dulces sabores pensando que acaso morirán súbitamente. Los hombres y aún más las mujeres, son llevados por las antiguas ninfas del deseo, en la maleza ardiente buscan el origen del sexo y en el cachondeo encuentran un atenuante a la locura que los invade de la sangre hacia afuera. Las atormentadas almas humanas pretenden curarse de ese enfermizo calor a través del pecado. Y purgan atribulados sus deseos en medio del calor extenuante, las abrumadas plantas y el zumbido espectral de los abejorros. Sumidos todos en un espacio muy parecido al purgatorio y que no es más que la vuelta al salvajismo, desatados los instintos, hombre y mujer se revuelcan en la quebradiza hojarasca, explotando en orgasmos y sudores compartidos, comulgan con la perturbada vegetación en la lujuria primigenia. Texto del Libro Frutos Encendidos Coatepec. Avelino Hernández. en El Café de Avelino Hernández.
Incienso. Ofrenda café. Edición Sueño del limbo. Limitada a 40 paquetes de 500 g. Disponible en El Café de Avelino a partir del jueves 01 de noviembre del 2018.... Sueño del limbo El poderoso crepúsculo estalla Con pisadas de luz Inflama la espalda del limbo Vomitando el oro del atardecer. Limbo iluminado que el viento Toma con su mano viajera. Como el amor el fuego imparable Atraviesa por en medio al limbo Absorto en un mosaico emocional Soliloquio ahogado en su contemplación. Empero una bocanada de sombras Confronta, sujeta, reprende, estruja, y mata Devora la nobleza suspendida Del limbo mitológico. En el limbo, el tiempo se mofa de los hombres. Risa poderosa. Sólo queda el espíritu que se mira a sí mismo Grabado en el borroso espejo de la tarde Y soñando, se encamina a la resurrección. Avelino Hernández
Canícula. Turbulencia del café. Edición Verano 2018. Limitada a 40 paquetes de 500 g. Disponible en El Café de Avelino a partir del domingo 15 de julio del 2018. La canícula. Los cultivares de cafetos se convierten en sirenas vegetales, sus hipócritas y malsanos cantos, se vuelven cómplices de lo prohibido, te llaman con voces hechizantes y profanas, seduciendo los sentidos agorzomados. Es el tiempo cuando la tierra se transfigura, loca y hostil, somos llevados por fuerzas in...conscientes que nos conducen pecaminosamente. Nos relejan esos efluvios dañinos que enloquecen al alma boba. La culpa la tiene la canícula y hombres, animales y plantas somos victimas de este ambiente fatal. Poseídos por un calor insalubre, experimentamos indescifrables estados patológicos. La ardiente melodía de la chicharra y los abejorros, hijos de la canícula, se apoderan de la escena. Los izotes rezuman sofocados amenazando con sus espadas a los cafetos indemnes, queriendo de alguna forma, devolverle sus rayos fulgurantes al sol candente. La tierra acalorada exuda fantasmas y espejismos desdibujando el paisaje. El extenso pabellón azul del cielo se revela rabioso, trasmina incandescencias, nada es capaz de quebrar esta atmosfera; ni el aire, quien evasivo y acongojado parece esconderse. En este teatro de calor y asombro los frutos temerosos guardan, díscolos, sus dulces sabores pensando que acaso morirán súbitamente. Los hombres y aún más las mujeres, son llevados por las antiguas ninfas del deseo, en la maleza ardiente buscan el origen del sexo y en el cachondeo encuentran un atenuante a la locura que los invade de la sangre hacia afuera. Las atormentadas almas humanas pretenden curarse de ese enfermizo calor a través del pecado. Y purgan atribulados sus deseos en medio del calor extenuante, las abrumadas plantas y el zumbido espectral de los abejorros. Sumidos todos en un espacio muy parecido al purgatorio y que no es más que la vuelta al salvajismo, desatados los instintos, hombre y mujer se revuelcan en la quebradiza hojarasca, explotando en orgasmos y sudores compartidos, comulgan con la perturbada vegetación en la lujuria primigenia. Texto del Libro Frutos Encendidos Coatepec. Avelino Hernández en El Café de Avelino.
Canícula. Turbulencia del café. Edición Verano 2018. Limitada a 40 paquetes de 500 g. Disponible en El Café de Avelino a partir del domingo 15 de julio del 2018.... La canícula. Los cultivares de cafetos se convierten en sirenas vegetales, sus hipócritas y malsanos cantos, se vuelven cómplices de lo prohibido, te llaman con voces hechizantes y profanas, seduciendo los sentidos agorzomados. Es el tiempo cuando la tierra se transfigura, loca y hostil, somos llevados por fuerzas inconscientes que nos conducen pecaminosamente. Nos relejan esos efluvios dañinos que enloquecen al alma boba. La culpa la tiene la canícula y hombres, animales y plantas somos victimas de este ambiente fatal. Poseídos por un calor insalubre, experimentamos indescifrables estados patológicos. La ardiente melodía de la chicharra y los abejorros, hijos de la canícula, se apoderan de la escena. Los izotes rezuman sofocados amenazando con sus espadas a los cafetos indemnes, queriendo de alguna forma, devolverle sus rayos fulgurantes al sol candente. La tierra acalorada exuda fantasmas y espejismos desdibujando el paisaje. El extenso pabellón azul del cielo se revela rabioso, trasmina incandescencias, nada es capaz de quebrar esta atmosfera; ni el aire, quien evasivo y acongojado parece esconderse. En este teatro de calor y asombro los frutos temerosos guardan, díscolos, sus dulces sabores pensando que acaso morirán súbitamente. Los hombres y aún más las mujeres, son llevados por las antiguas ninfas del deseo, en la maleza ardiente buscan el origen del sexo y en el cachondeo encuentran un atenuante a la locura que los invade de la sangre hacia afuera. Las atormentadas almas humanas pretenden curarse de ese enfermizo calor a través del pecado. Y purgan atribulados sus deseos en medio del calor extenuante, las abrumadas plantas y el zumbido espectral de los abejorros. Sumidos todos en un espacio muy parecido al purgatorio y que no es más que la vuelta al salvajismo, desatados los instintos, hombre y mujer se revuelcan en la quebradiza hojarasca, explotando en orgasmos y sudores compartidos, comulgan con la perturbada vegetación en la lujuria primigenia. Texto del Libro Frutos Encendidos Coatepec. Avelino Hernández.
Canícula. Turbulencia del café. Edición Verano 2018. Limitada a 40 paquetes de 500 g. Disponible en El Café de Avelino a partir del domingo 15 de julio del 2018. La canícula. Los cultivares de cafetos se convierten en sirenas vegetales, sus hipócritas y malsanos cantos, se vuelven cómplices de lo prohibido, te llaman con voces hechizantes y profanas, seduciendo los sentidos agorzomados. Es el tiempo cuando la tierra se transfigura, loca y hostil, somos llevados por fuerzas in...conscientes que nos conducen pecaminosamente. Nos relejan esos efluvios dañinos que enloquecen al alma boba. La culpa la tiene la canícula y hombres, animales y plantas somos victimas de este ambiente fatal. Poseídos por un calor insalubre, experimentamos indescifrables estados patológicos. La ardiente melodía de la chicharra y los abejorros, hijos de la canícula, se apoderan de la escena. Los izotes rezuman sofocados amenazando con sus espadas a los cafetos indemnes, queriendo de alguna forma, devolverle sus rayos fulgurantes al sol candente. La tierra acalorada exuda fantasmas y espejismos desdibujando el paisaje. El extenso pabellón azul del cielo se revela rabioso, trasmina incandescencias, nada es capaz de quebrar esta atmosfera; ni el aire, quien evasivo y acongojado parece esconderse. En este teatro de calor y asombro los frutos temerosos guardan, díscolos, sus dulces sabores pensando que acaso morirán súbitamente. Los hombres y aún más las mujeres, son llevados por las antiguas ninfas del deseo, en la maleza ardiente buscan el origen del sexo y en el cachondeo encuentran un atenuante a la locura que los invade de la sangre hacia afuera. Las atormentadas almas humanas pretenden curarse de ese enfermizo calor a través del pecado. Y purgan atribulados sus deseos en medio del calor extenuante, las abrumadas plantas y el zumbido espectral de los abejorros. Sumidos todos en un espacio muy parecido al purgatorio y que no es más que la vuelta al salvajismo, desatados los instintos, hombre y mujer se revuelcan en la quebradiza hojarasca, explotando en orgasmos y sudores compartidos, comulgan con la perturbada vegetación en la lujuria primigenia. Texto del Libro Frutos Encendidos Coatepec. Avelino Hernández en El Café de Avelino.
Incienso. Ofrenda café. Edición Sueño del limbo. Limitada a 40 paquetes de 500 g. Disponible en El Café de Avelino a partir del jueves 01 de noviembre del 2018. Sueño del limbo El poderoso crepúsculo estalla... Con pisadas de luz Inflama la espalda del limbo Vomitando el oro del atardecer. Limbo iluminado que el viento Toma con su mano viajera. Como el amor el fuego imparable Atraviesa por en medio al limbo Absorto en un mosaico emocional Soliloquio ahogado en su contemplación. Empero una bocanada de sombras Confronta, sujeta, reprende, estruja, y mata Devora la nobleza suspendida Del limbo mitológico. En el limbo, el tiempo se mofa de los hombres. Risa poderosa. Sólo queda el espíritu que se mira a sí mismo Grabado en el borroso espejo de la tarde Y soñando, se encamina a la resurrección. Avelino Hernández en El Café de Avelino.
Incienso. Ofrenda café. Edición Sueño del limbo. Limitada a 40 paquetes de 500 g. Disponible en El Café de Avelino a partir del jueves 01 de noviembre del 2018.... Sueño del limbo El poderoso crepúsculo estalla Con pisadas de luz Inflama la espalda del limbo Vomitando el oro del atardecer. Limbo iluminado que el viento Toma con su mano viajera. Como el amor el fuego imparable Atraviesa por en medio al limbo Absorto en un mosaico emocional Soliloquio ahogado en su contemplación. Empero una bocanada de sombras Confronta, sujeta, reprende, estruja, y mata Devora la nobleza suspendida Del limbo mitológico. En el limbo, el tiempo se mofa de los hombres. Risa poderosa. Sólo queda el espíritu que se mira a sí mismo Grabado en el borroso espejo de la tarde Y soñando, se encamina a la resurrección.
Incienso. Ofrenda café. Edición Sueño del limbo. Limitada a 40 paquetes de 500 g. Disponible en El Café de Avelino a partir del jueves 01 de noviembre del 2018.... Sueño del limbo El poderoso crepúsculo estalla Con pisadas de luz Inflama la espalda del limbo Vomitando el oro del atardecer. Limbo iluminado que el viento Toma con su mano viajera. Como el amor el fuego imparable Atraviesa por en medio al limbo Absorto en un mosaico emocional Soliloquio ahogado en su contemplación. Empero una bocanada de sombras Confronta, sujeta, reprende, estruja, y mata Devora la nobleza suspendida Del limbo mitológico. En el limbo, el tiempo se mofa de los hombres. Risa poderosa. Sólo queda el espíritu que se mira a sí mismo Grabado en el borroso espejo de la tarde Y soñando, se encamina a la resurrección. Avelino Hernández
Información
Localidad: Coatepec, Veracruz-Llave, Mexico
Teléfono: +52 228 816 3401
Ubicación: Miguel Rebolledo 21. Centro. 91500 Coatepec, Veracruz, Mexico
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