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San Andrés, Vicente Riva Palacio 21.11.2022

El Viernes Santo, por la tarde, tiene lugar la Celebración de la Pasión del Señor. Antes de que incie el altar debe continuar sin cruz, velas ni manteles, reser...vando su uso para el Rito de la Comunión. Conviene que todos los ministros, ordenados y laicos, permanezcan fuera del presbiterio, porque no se va a celebrar la Misa. La celebración debe de realizarse en la tarde del viernes, antes del anochecer. Todos los ornamentos deben ser color rojo, propio de este oficio. El celebrante no puede usar capa pluvial; solo la casulla. Los diáconos que asisten usan la dalmática. Los demás sacerdotes deben visten alba y la estola, o sotana, sobrepelliz y estola. Durante la celebración debe de realizarse una colecta para Tierra Santa. En la procesión de entrada no hay ni cruz ni velas. Todos los ministros caminan en dos filas. Al llegar al altar, todos hacen una reverencia, y se dirigen a sus lugares. Después, los ministros ordenados deben de postrarse, mientras que los demás fieles se arrodillan. Si hay maestros de ceremonias, estos se arrodillan aunque estén ordenados. Después, el sacerdote se levanta y va a la sede. Ahí, con las manos juntas dice una de las dos oraciones previstas en el misal, pero sin decir Oremos al principio. Sigue la Liturgia de la Palabra como se hace comúnmente. La lectura de la Pasión se hace igual que el Domingo de Ramos: sin bendición a quien la leerá, sin incienso ni velas, y reservando al celebrante la parte de Cristo. Después, si se considera oportuno, puede haber una breve homilía. Conviene mantener un tiempo de silencio después. En la oración universal las intenciones pueden ser propuestas por el diácono u otro presbítero desde el ambón, y el celebrante dice las oraciones desde la sede, con los brazos extendidos. Entre la intención y la oración puede pedirse a todos que se arrodillen y se levanten después de unos momentos de oración silenciosa. En la petición en la que se menciona el nombre del obispo no se dicen títulos como que sea cardenal. Si hay un obispo auxiliar, se le menciona. Si hay varios auxiliares, se les menciona diciendo y sus obispos auxiliares. El obispo coadjutor es tratado como auxiliar hasta que el papa acepte la renuncia del residente. Para este año la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha dispuesto que se incluya una petición especial por los enfermos, los muertos y quienes han sufrido una pérdida con motivo de la pandemia. Después sigue el rito de adoración de la cruz. No se adora el objeto, sino el Misterio de la Pasión. La cruz es llevada entre dos velas por el pasillo central hasta el altar. La primera forma de llevarla es cubierta por un velo hasta el altar. Ahí solamente el celebrante la desvela gradualmente: primero descubre la parte superior, después el brazo derecho y finalmente la descubre totalmente. Cada vez que se desvela una parte, el sacerdote o el diácono canta Miren el árbol de la cruz. La segunda forma es llevarla descubierta en la procesión, y el diácono la eleva al inicio del pasillo, a la mitad y justo antes de llegar al presbiterio. Cada vez que la levanta, canta Miren el árbol de la cruz. En una u otra forma, después de que se canta el Miren, todos deben de arrodillarse, salvo quien tiene la cruz. Quizá para este año sea mejor la primera forma, por evitar la cercanía, y porque es más fácil que se vea todo el rito en la transmisión en vivo que, en su caso, se haga. Al llegar al presbiterio, o una vez desvelada la cruz se deja entre dos velas. El Misal establece dos formas de adorar la cruz: una implica que todos se acerquen a la cruz, y otra que se eleve la cruz sin que los fieles se acerquen. Por las circunstancias que vivimos lo mejor es hacerlo de este último modo: el sacerdote la eleva y todos la veneran en silencio desde su lugar en silencio. Con esto se evita que se propague el virus con los besos a la cruz, o la cercanía entre personas si solo se hiciera genuflexión. A los fieles que, en estado de gracia reciban la comunión y adoren la Santa Cruz, se les concede indulgencia plenaria. Terminada la adoración, la cruz se pone en medio del altar, como para la misa, pero con la imagen del Crucificado viendo hacia los fieles. En ese momento se prepara el altar con un mantel, un corporal y el misal. Mientras tanto, el celebrante, el diácono u otro ministro ordenado se dirige al sagrario y toma el Santísimo. Cuando es llevado al altar, debe de ir entre dos velas que después son puestas en sobre el altar para el Rito de la Comunión; esto no será necesario si el sagrario se encuentra a pocos pasos del altar o sobre el mismo altar. Una umbrela o un palio pueden ser usados para cubrir al ministro que lleva el Santísimo. No se usa el incienso ni las matracas durante la procesión del Santísimo Sacramento hacia el altar. Ya con el Santísimo sobre el altar se reza el Padrenuestro. Al terminarlo no se dice la oración por la paz. Simplemente, el celebrante toma una Hostia, la muestra a los fieles y dice la fórmula del misal. Después comulga y da la comunión a los fieles. Terminada la comunión, el Santísimo se vuelve a guardar en el sagrario. Al final, no se da la bendición. El celebrante simplemente reza la oración sobre el pueblo y todos se retiran en silencio. Los ministros hacen una genuflexión a la cruz. Una vez más, el altar es desvestido después de la celebración.

San Andrés, Vicente Riva Palacio 20.11.2022

Viernes de Dolores #yosoyliturgo "La Virgen Santísima es nuestra madre. Ella es la Madre de misericordia. Madre de la Esperanza." Del Evangelio según san Juan... 19, 25-27 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. El Viernes de Dolores o Viernes de Pasión es el viernes anterior al Domingo de Ramos, comprendido dentro de la quinta semana de la Cuaresma, conocida por la religión cristiana como Semana de Pasión. Hasta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, el viernes inmediatamente anterior al Domingo de Ramos se celebraba la festividad de Nuestra Señora de los Dolores. Esta fiesta daba nombre al día que era conocido como Viernes de Dolores. Tras la reforma Nuestra Señora de los Dolores pasó a celebrarse el día 15 de septiembre, el día siguiente a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Pero en la mentalidad colectiva y en la piedad popular ha perdurado el llamar a este viernes así y dedicarlo especialmente a la Santísima Virgen. En muchos pueblos y ciudades se hacen procesiones, septenarios, novenarios en honor a Nuestra Señora de los Dolores en torno a esta fecha.

San Andrés, Vicente Riva Palacio 20.11.2022

No hay disposiciones particulares para este año sobre la forma de celebrar el Domingo de Ramos. Sin embargo, dentro de las opciones que prevé el misal, quizá la... mejor para este año sea la tercera, es decir, la "entrada simple" pues así se puede guardar la distancia entre personas que se ha recomendado. De acuerdo a esa opción, el sacerdote se reviste con la casulla (no pluvial como en las otras opciones), y se dirige al altar mientras se canta la antífona de entrada con su salmo, u otro canto que haga alusión a la entrada del Señor. El sacerdote, llegado al altar, lo venera y se dirige a la sede. Después de hacer la señal de la cruz, saluda al pueblo. Si no es posible cantar una antífona de entrada, el sacerdote, inmediatamente después de llegar al altar y venerarlo, saluda al pueblo y lee la antífona de entrada. Tras el acto penitencial (y el Kyrie, en su caso), se reza la colecta. Siguen las lecturas, tras lo cual se proclama la Pasión. Esta lectura puede hacerse a varias voces. Una voz lee lo que dice el narrador. Otra, lo que dice Jesús. La tercera, lo que dicen los demás personas. Puede haber una cuarta voz que lea lo que dicen las demás personas en multitud, que pueden ser todos los fieles; o bien, esto también lo puede decir la tercera voz. La lectura de la Pasión por laicos es una concesión pastoral en los lugares en donde faltan ministros ordenados. Por ello, si en la Misa no hay más ministros ordenados que el sacerdote, los laicos pueden leer la parte del narrador, y la de las demás personas y el sacerdote la parte de Jesús. En la forma tradicional los laicos no pueden nunca proclamar la Pasión. Durante la aclamación antes del Evangelio no se pone incienso en el incensario, ni las velas flanquean el ambón. Pero el celebrante sí bendice al diácono. Si no hay diácono, el celebrante no bendice ni a otro concelebrante ni a los laicos que lean. El lector que lea la parte del cronista no saluda al pueblo, ni hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre sí mismo, y no inciensa. Después de la lectura, el ministro (sea o no ordenado) no besa el libro. Tras la lectura de la Pasión, puede haber una breve homilía. Después, la Misa continúa como de costumbre.

San Andrés, Vicente Riva Palacio 20.11.2022

Compartamos este hermoso Teestimonio de fe. Parte del Testimonio del padre Emmanuelle Cueto. Pidamos por más vocaciones Santas



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